de Berna WANG (Pequeños accidentes caseros)
PASO A DOS
Me alejo con paso cansado. Cada noche de silencio un paso. Cada mañana dos pasos más. Al levantarme abro la ventana para que entre el aire y se lleve los sueños. Todos los sueños. Me alejo tres pasos más de ti por cada sueño que se va con el viento.
Miro deliberadamente y con firmeza hacia otra parte, finjo que no te veo y me alejo otros cuatro pasos. No te doy los buenos días y ya son cinco. Tampoco las buenas noches; son otros seis.
Quiero saber cómo es la vida sin ti. Acostumbrarme a la lejanía que más temprano que tarde me herirá. Lo digo en voz alta. Miro hacia otro lado. Finjo que no oigo tus reproches. Siete pasos. Tampoco tus lamentos. Ocho. Ni las historias que inventas para que nos duela menos la ausencia o para hacerme reír. Nueve.
Miro en todas las direcciones menos en aquella donde estás tú. Me alejo con paso cansado.
Intento hacerte daño, y con cada palabra cruel que te digo son diez pasos los que me alejo de ti.
Cuántos pasos faltan, me pregunto exhausta y casi ciega de llorar, cuando siento un roce a mi derecha y me vuelvo. Y compruebo que, paso a paso, has seguido a mi lado.
editado en adamaRamada ediciones
Me alejo con paso cansado. Cada noche de silencio un paso. Cada mañana dos pasos más. Al levantarme abro la ventana para que entre el aire y se lleve los sueños. Todos los sueños. Me alejo tres pasos más de ti por cada sueño que se va con el viento.
Miro deliberadamente y con firmeza hacia otra parte, finjo que no te veo y me alejo otros cuatro pasos. No te doy los buenos días y ya son cinco. Tampoco las buenas noches; son otros seis.
Quiero saber cómo es la vida sin ti. Acostumbrarme a la lejanía que más temprano que tarde me herirá. Lo digo en voz alta. Miro hacia otro lado. Finjo que no oigo tus reproches. Siete pasos. Tampoco tus lamentos. Ocho. Ni las historias que inventas para que nos duela menos la ausencia o para hacerme reír. Nueve.
Miro en todas las direcciones menos en aquella donde estás tú. Me alejo con paso cansado.
Intento hacerte daño, y con cada palabra cruel que te digo son diez pasos los que me alejo de ti.
Cuántos pasos faltan, me pregunto exhausta y casi ciega de llorar, cuando siento un roce a mi derecha y me vuelvo. Y compruebo que, paso a paso, has seguido a mi lado.
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